lunes, 2 de agosto de 2021

Pedaleando 1500 km para visitar a mamá el Día de las Madres: un bicimensajero se va de viaje

En marzo 2015 salí de mi casa en Hermosillo, en el estado de Sonora, en mi primer viaje largo en bici. Tras tres años de ahorrar dinero y hacerme del equipo necesario, renuncié a mi empleo de maestro de inglés y le dije a mi familia que iba a pedalear hacia la ciudad de Guadalajara, unos 1500 km al sur, sólo para hacer parecer que tenía una meta; la verdad es que no la tenía. Sólo había pensado agarrar la carretera hacia el sur pensando que podía renunciar cuando lo deseara o darle hasta que se me acabaran los ahorros. Días antes de mi partida, mi amigo Javo (@javo.guerrero_)  dijo que se acoplaría conmigo porque quería asegurarse de que yo saliera sano y salvo de Sonora, porque dos bicis son más fuertes que una en una carretera sin acotamiento. Amarró con sinchos una bolsa para dormir y una mochila en la parrilla trasera y una canasta en el frente y después de que mi mamá nos tomó una foto, nos fuimos. Una salida tarde y nuestra mala condición física se combinaron para hacernos tener un primer día muy difícil, y terminamos pidiendo raite para evitar pedalear en la oscuridad sobre una carretera angosta. Algunos días después y con varios rayos rotos en la rueda trasera de Javo llegamos a Navojoa, la última ciudad al sur de Sonora, donde él tomó un camión de vuelta a casa y yo seguí por mi cuenta.

SAM_2753
El primer viaje, marzo 2015. Foto por mi mamá.

 

Seis años después es ahora Javo quien me dice a mí que planea irse de Hermosillo en su bici, sin plan fijo ni fecha de retorno, y sólo una meta: le prometió a su mamá, que vive cerca de Guadalajara, que estaría con ella en el Día de las Madres, el 10 de mayo. Así que me pareció lógico acoplarme con él para asegurarme de que saliera sano y salvo de Sonora. Javo, después de un par de viajes y sus años como bici mensajero, definitivamente no es nuevo en el mundo de cargar cosas sobre la bici, pero este sería su primer viaje de larga duración, y en solitario. Un par de días antes de la salida me reúno con él para hablar de los últimos detalles, y mientras nos estamos despidiendo para ir a casa Javo descubre que su bici de acero de 30 o más años de antigüedad está rota, y no sólo una pequeña rajadura: el tubo inferior está casi completamente partido, aguantando apenas por unos milímetros, justo donde la unión junta el tubo inferior con el tubo de dirección. “Eso explica el ruido que escuché cuando venía para acá”, dice Javo estoicamente. Decido acompañarlo hasta su casa, advirtiéndole sobre cada bache y tope que puedo detectar. Después de semanas de verlo vendiendo o dando la mayoría de sus cosas e incluso saliéndose del lugar que estaba rentando para vivir, parecía que Javo aún debía pasar una última prueba.


IMG_2282
Las mushashas yendo de Hermosillo a Guaymas.

IMG_2285
La magia del pelotón.

IMG_2308
Berenice & Stitch.


IMG_2312
¡Llegamos!
IMG_2315
IMG_2318
El Cerro del Tetakawi, ícono de San Carlos,


IMG_2319


Pero Javo no es de los que sucumbe ante los obstáculos. El día siguiente rescata una bici abandonada que había visto en el patio de un amigo, muy similar a la que se le rompió, y muda las partes de su bici a esta, le pone las bolsas y pronto está listo de nuevo para partir. Deja un rayo roto sin reparar, probablemente como un recuerdo de nuestro primer viaje juntos. Finalmente llega la fecha de salida y nos unimos a un grupo, conformado mayormente por mujeres, quienes iban a rodar a la ciudad de Guaymas justo como nosotros lo cual hizo un poco más fácil y disfrutable las varias horas que pasamos con un viento de frente. Una vez que llegamos a Guaymas el grupo nos da sus buenos deseos y se devuelve a Hermosillo, y Javo y yo acampamos en la playa donde paso la noche temblando de frío porque en el nombre de lo ultraligero sólo me traje una sábana para dormir. Sabía que pasaría frío pero que sólo sería por una noche, así que decidí abrazar la incomodidad.


IMG_2322
IMG_2323
¿Qué necesita?
IMG_2331
Salida a las 4 am.
IMG_2332
IMG_2334
¿Ya tomaste café?
IMG_2336
Dobby.
IMG_2337
IMG_2342
IMG_2346
Vivan las bicis.


A las 4 de la mañana empacamos y cruzamos una aún dormida ciudad de Guaymas; pronto estamos de vuelta en la carretera a la cual en los años recientes le agregaron un acotamiento así que eso nos hace sentir más seguros que lo que nos sentíamos en 2015. Hacemos una parada en un pequeño café al lado del camino vigilado por un perro Chihuahua que resulta llamarse igual que mi Chihuahua, pero a diferencia de la mía, este no estaba interesado en recibir cariños de un extraño. Logramos algo de progreso propulsado por la cafeína pero el efecto no nos dura mucho, ya que el viento de frente sopla más fuerte que ayer. Por varias horas pedaleamos con la cabeza baja y los audífonos puestos, tomando turnos para escondernos del viento uno detrás del otro mientras cruzamos un paisaje plano que parece repetirse infinitamente, mis ojos cegados por la blancura del concreto sobre el que pedaleamos. A mediodía llegamos al pueblo de Vícam, uno de los principales asentamientos de los indígenas Yaqui/Yoeme, donde nos escondemos del sol por un par de horas antes de continuar. El paisaje se pone progresivamente más verde y aparecen arroyos aquí y allá, indicando que nos acercamos a nuestra meta del día, Ciudad Obregón.


IMG_2352
Mi bici de ruta en modo viaje.
IMG_2353
La bolsa de asiento guarda mi sábana para dormir y un cambio de ropa para fuera de la bici.
IMG_2356
Mi frame bag hecha por Movigo carga con una bolsa con 2 litros de agua, artículos de higiene, kit médico básico, y bomba de aire.

IMG_2357
Este desviador ha visto mejores días, pero sigue funcionando.
IMG_2359
Una Fabio's Chest de Ron's Bikes en el manubrio con comida, herramientas, etc. La bolsa de manubrio más bonita y práctica del mercado, en mi opinión.


Obregón es uno de los principales centros agrícolas de Sonora y es también el lugar donde Javo nació y vivió hasta que se fue a Hermosillo a estudiar la universidad. Aquí él planea pasar algunos días haciendo arreglos antes de aventurarse más al sur, así que es el lugar donde yo tomaré un camión de vuelta a casa ya que no me emociona mucho pedalear el mismo camino de regreso. Después de 300 km en dos días en mi bici de ruta mis manos están destruidas, aunque el resto de mi cuerpo se siente bien así que me permito felicitarme por ello. Una parte de mi quiere continuar al sur, pero aún tengo cosas que hacer en casa y yo sé que nuestros caminos se volverán a juntar para alguna otra aventura más adelante.

Buen viaje amigo, ¡nos vemos en el sendero!


IMG_2363
¡Sí que lo valdrá!
IMG_2364
La bici de Javo en modo viajero.
IMG_2367
Un desviador que no desvía  ¯\_(ツ)_/¯
IMG_2368
Este sí.
IMG_2370
Javo usó la misma bolsa que utiliza para hacer entregas.
IMG_2371
El mando de control.
IMG_2369
Pedal con strap, para más poder.
IMG_2375
Otra framebag hecha por Movigo.


IMG_2372
IMG_2374

IMG_2376
IMG_2377
IMG_2378
IMG_2380
IMG_2383


Actualización: algún tiempo después de esto, Javo me mandó una foto mostrando una pequeña partidura en su horquilla. No sabe si ya estaba así antes del viaje o si sucedió durante los 800 km que había hecho hasta entonces, y sólo se dio cuenta cuando volteó la bici para arreglar una ponchadura. Después de evaluar su situación, Javo decidió pedalear así hasta Guadalajara, donde planea trabajar como bici mensajero y conseguirse otra bici antes de continuar su viaje.

FIN

miércoles, 15 de abril de 2020

Video: Pedaleando a Isla Natividad

Karla (@karlatrobles) ha hecho una versión video de lo que conté en la historia anterior y le quedó bien bonito, les invito a que lo vean. En su canal hay otros tres o cuatro videos que seguro iluminarán estos días raros que estamos viviendo. Besitos ;*






martes, 7 de abril de 2020

Tour de Vizcaíno: leyendas, una isla, y mucho viento


El año pasado, mi pareja Karla (@karlatrobles) y yo (@perdidoenbici) hicimos la mitad norte de la ruta Baja Divide (www.bajadivide.com) la cual pronto, y justo como lo esperábamos, se convirtió en la ruta más difícil que hayamos hecho hasta entonces, pero también una de las experiencias más satisfactorias de nuestras vidas así que cuando volvimos a casa no dejábamos de pensar en volver para hacer la segunda mitad.


IMG_8690
La Iglesia de Santa Rosalía, construída por Gustav Eiffel (el mismo de la torre)
y traída desde Europa desarmada en barco.
IMG_8689 (1)
Estación de Bomberos de Santa Rosalía, conocida entre biciviajeros como lugar para pasar la noche.


IMG_8695
Pedaleando entre florecitas que olían rico.

IMG_8705
Tai Chi, de Japón, tenía siete meses de haber salido de Alaska con destino Argentina.


Nuestra fecha para regresar por fin llega y un ferry nos lleva de nuestro estado hogar, Sonora, a Santa Rosalía en Baja California Sur, una pequeña ciudad con edificios estilo villa europea y famoso pan dulce. Los locales dicen que todo el que prueba el pan dulce acaba volviendo a Santa Rosalía: a mi sólo me tomó cuatro años después de mi primer viaje en bici por Baja California. Pero antes de subirnos a la ruta oficial de la Baja Divide decidimos hacer un pequeño viaje de calentamiento, aún siguiendo caminos de tierra pero con mucha menos elevación. Una amiga nos había invitado a visitarla en una pequeña isla que está a 20 minutos en lancha de esa característica punta con forma de aleta de tiburón al oeste de la península, así que trazamos una ruta contenida en su totalidad por la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, una de las reservas más grandes de México.



IMG_8712
Ritual para hacer acampada.



IMG_8713
Ave cuyo nombre desconozco.

IMG_8729
Uno de los talentos locales de La Bocana.



IMG_8732
Iglesia de Punta Prieta.



Después de un par de días en pavimento llegamos a Punta Abreojos donde un ciclista local nos ofrece su casa para quedarnos y nos comparte historias de sus rodadas en las brechas en las montañas visibles desde el sitio donde acampamos anoche. Se dice que hay una Misión enterrada escondida en algún lugar y que ha habido casos de gente que después de haber subido a esas montañas, vuelve incapaz de hablar. Después de Abreojos pedaleamos por dos días sobre un camino de tierra lleno de permanentes y mucho viento de frente hasta que llegamos a Bahía Asunción, y en el camino nos topamos con varios lugares donde animales de peluche colgaban de los letreros o postes, una imagen que nos causaba preguntas.



IMG_8733
Peluches misteriosos.



IMG_8735 (1)
Perrito de Bahía Asunción que comió tacos con nosotros.
¿Cómo decirle que no?

IMG_8736 (1)
Jesús "El Chayo", nuestro salvador.


IMG_8737 (1)
Rodando hacia lo desconocido.




En Bahía Asunción nos damos cuenta que el cassette de Karla está un poco suelto pero no tenemos las herramientas necesarias para apretarlo, así que resignadamente decidimos continuar deseando que aguante hasta llegar al taller de bicis en Vizcaíno, para lo cual aún nos faltan varios días. Justo en ese momento un hombre que iba pasando nos saluda y nos dice que él tiene herramientas así que lo seguimos a su casa, y mientras arregla el cassette nos cuenta sobre los talentosos ciclistas locales que han ido a competencias nacionales. Con la preocupación quitada de nuestros hombros le damos gracias a nuestro ángel del camino Don Chayo y continuamos hacia una pequeña franja de montañas donde la calidad del camino mejora al igual que el paisaje. Poco antes de la puesta de sol llegamos a un pequeño e inesperado rancho donde una amable pareja nos ofrece un lugar para acampar y tantos frijoles, queso y tortillas como nuestros estómagos pueden aceptar.



IMG_8742 (1)
Este rancho en medio de la nada tenía mejor Wifi que muchos pueblos.



IMG_8743 (1)
Una mañana fantasmal.

IMG_8760 (1)
Rosita, navegante del desierto.



IMG_8764
Aunque íbamos de una costa a otra, había que atravesar unas montañas.
Siempre hay que atravesar montañas.



La mañana siguiente nos despertamos en una niebla que nos envuelve por un par de horas. Una carretera poco traficada nos lleva a Bahía Tortugas, un pueblo cubierto de arena donde volvemos a ver los animales de peluche en las rejas de algunas casas; pedaleamos sobre un pequeño paso de montaña para volver a bajar a nivel del mar y llegar a Punta Eugenia, la punta final de la aleta de tiburón. Aquí nos subimos con todo y bicis a una panga que nos lleva a nuestro tan esperado objetivo Isla Natividad donde nuestra amiga Ana, que es la doctora del pueblo, nos está esperando.



IMG_8766
A punto de llegar a la cima.



IMG_8767
Cruzando de Punta Eugenia a Isla Natividad contoy chivas.

IMG_8772
Granja de abulón. Estos tienen unos tres años de edad.



IMG_8782
Foto tomada por la Karlita.




Natividad es un pueblo pesquero dedicado a la producción de langosta y abulón y escenario de varias carreras de ciclismo de montaña. Los recursos llegan cada 15 días por medio de un bote anfibio y toda la electricidad se corta a las 11 pm, tanto para ahorrar la gasolina de los generadores como para respetar a la pardela mexicana, la protegida ave nativa de la isla que los locales llaman “nocturno” debido a sus hábitos de vida. Llegada la noche, los nocturnos salen de sus pequeñas cuevas bajo tierra y hacen un sonido extraño, casi espeluznante, que podría perturbarte el sueño si no te dicen de antemano qué es. También los ciegan las luces y chocan contra ellas, así que no se recomienda tener luz prendida durante la noche.



IMG_8838
Esta también.



IMG_8846 (1)
Buscando ballenas.

IMG_8855
Caminos idílicos I


IMG_8859
Caminos idílicos II




Al llegar a la casa de Ana nos dimos cuenta de que la casa antes de la de ella tenía tres animales de peluche en el porche, así que finalmente le preguntamos cuál era su significado. Ana nos cuenta que eso es lo que la gente hace cuando creen que hay una presencia del mundo espiritual, como forma de tributo para tranquilizar a cualquier alma errante que pudiera andar por la zona. Nos cuenta que una noche, ya pasada la hora del apagón, le pidió a los niños vecinos que la acompañaran a su casa así que caminaron juntos pero cuando se acercaron a la casa de los peluches se detuvieron y le dijeron que ahí la esperarían para verla entrar a su casa pero que no se iban a acercar más.



IMG_8861
ola k mira



IMG_8883
Vista al oeste de la isla.

IMG_8884
Justo a tiempo para el atardecer.



IMG_8886
Barrancos.




Los días en la isla se nos pasan visitando la granja de abulón, pedaleando las calles sin carros y viendo delfines y lobos marinos, hasta que finalmente nos llega el tiempo de irnos de este idílico lugar y volver al mundo real en la California peninsular. Una vez del otro lado somos bienvenidos por vientos de frente que nos sacan del camino y complican lo que creíamos sería una pedaleada relativamente fácil para volver a San Ignacio, donde retomaremos nuestra tan esperada segunda parte de la Baja Divide. Después de un calentamiento de 500 km creemos que no sufriremos tanto en el segmento que sigue, el cual tiene un tramo famoso por ser uno de los más difíciles en toda la ruta. Ruta de las Misiones, ¡aquí vamos!


IMG_8893
El faro de Isla Natividad.
IMG_8901
Tendedero ciclista.